Me encontré con un circo de palomas que subían y bajaban, volaban y ladraban, cacareaban y pululaban. Una tibia iluminación les surgía desde las patas apoyadas en los cables de luz que las expandía amarillas y nuevas.
Los picos hacia el norte, indiferentes al piso, buscando sonidos para escupir. De reojo, las víctimas aparecían y se escapaban. Las plumas medían la brisa, las ganas y el temor de los de abajo. Los cuerpos dispuestos a atacar esperaban a esa víctima perfecta. Una leve reverencia irónica hacia la persona elegida, la mirada firme, el rostro como una piedra y el misil salió rompiendo el aire en dos
haciendo que una persona tenga mucha suerte.
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2 comentarios:
Creo que sólo una vez me hizo popó una palometa. Suerte no me dio, pero viví pensando un día que todo lo que me pasaba podía desembocar en algo bueno, porque claro...me había cagado una paloma.
Creo que ahí está el secreto...asimilar bien que te mancharon!.
Ahora me dieron ganas de correr una paloma.
Nerviosas, haciendo equilibrio en algún cable poco tensado de teléfono y mirando que no las vea nadie, desechan lo mismo que nos sobra a nosotros.
La diferencia: el espacio libre y ventoso, y algunos metros de algura.
/alonso/
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