Levante la mirada de la mesa, corrí los codos para los costados, cerré los ojos y vi que los objetos son recipientes que se llenan con algo que nace de nosotros. Son como esos magnetos que atraen fuerzas que uno no puede controlar. Mis ojos se clavaron en una taza azul y la vi triste, es más, creo que la entendí.
Por un momento vi que tenía cara larga y electrizante, pero su revelación no duró más que unos segundos y todavía dudo de que sea cierto.
Algo ocultamos, muchas veces dejamos salir gotas de lo que pensamos, aunque las verdaderas cataratas se quedan adentro viajando con nuestra sangre a mil por hora.
Un poco de esas correntadas se escurre por la piel y llega a los objetos empapándolos de sentimientos y humanidad. Las personas, cuando tocamos algo, podemos transmitir a los objetos los sentimientos que tenemos guardados. Aunque no lo sepamos, hay algo que queda en ellos cada vez que los tocamos. Residuos de dolor, alegría, envidia, terquedad. Con el simple tacto o roce, ellos dejan su estructura inmóvil de sentimientos para pasar a guardar los más íntimos y celados pedazos de sentir que cada uno lleva consigo.
Ustedes tengan mucho cuidado con lo que toquen, eso que hay guardado adentro puede conectarse con algo de ustedes y viajar bien profundo removiendo ese sentimiento apestado de polvo que creían olvidado.
Por ejemplo, ayer me pasó algo que terminó de convencerme. Rompí un plato y creo que adentro de él guardaba bastante rencor porque cuando lo toque, me empezó a salir sangre. El plato mío, no era.
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4 comentarios:
Son mis últimas horas en mi casa de toda mi vida y siento profundamente lo que estás diciendo.
Cada pared, piso, teja, pastito, aire y vacío tiene algo de mí.
Si me hacés emocionar te voy a ir a buscar a la agencia para hacerte daño, eh eh.
Por eso dicen que las colecciones no se guardan, sino que se regala el objeto coleccionado y con él su busqueda, sacrificio, alegría... y esa persona por entera.
bueno, asi lo veo yo!
alonso
Me encantó, sin mucho que agregar, me gustó mucho.
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