miércoles

Dormida sentí placer

Ahí arriba, esa noche fue la noche que mejor dormí en mi vida.
Bajo el sonido del infinito, la oscuridad de la montaña y el frío de estar muy lejos, mis ojos fueron los últimos que se cerraron esa noche.
Los saludos de la luna me durmieron profundamente en un hipnótico sueño. Tapada solamente con mi bolsa de dormir y una frazada prestada me dejé llevar por el cansancio y la satisfacción de estar ahí, increíblemente en medio de la nada, de todo, de una montaña gigante, de una mente en crecimiento.
Pasaron horas, capaz que fueron siglos, no lo sé, yo seguía hundida en ese microespacio que me imantaba. No soñé, dormí tan contenta que no necesité soñar, mi mente y el alrededor se llevaron de lujo, una perfecta convivencia, la paz misma.
Mi respiración se mezclaba con el ambiente. Por horas dejé de existir, mi cuerpo seguía dentro de la bolsa de dormir pero mi persona no estaba, no respondía; creo que conoció la libertad y pospuso la vuelta hasta que se cansó.

zzz, me hubiese gustado verme dormir, zzz.
Bajo el sonido de una puerta de madera, de gente desayunando y más maderas crujiendo, mis ojos fueron los últimos en abrirse.
Ahí arriba, esa mañana fue la mañana más feliz de mi vida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hace días que no recuerdo dormir y despertarme tan placenteramente.
Te envidio!

Desde los pagos que visitaste esos días!