viernes

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Ese día pudiste pensar que te quería y elegiste un no antes de decir nada.
Mi cabeza decodificaba señales que no llegaban a ningún lado, mientras mis piernas temblaban esperando lo contrario.
Si pudiéramos respirar lo que pensamos, si un hilo de pensamiento conectara una cabeza con la otra como lo puede hacer una mirada, por lo menos tendría algo en claro.
La persiana de mi cuarto ya no se puede abrir y el portero de al lado no puede venir a cambiarla; me voy a quedar unos días más a oscuras hasta que me harte de las sombras.


Nota: Si el no poder respirar hizo que el esfuerzo lo haga mi cabeza, salió bien.

2 comentarios:

CeCe dijo...

Me gusta como escribís nena, muy bueno.

Anónimo dijo...

si no fueses redactora, te pediría que lo seas.