martes

Temperatura ambiente

Hubo un día que la puerta se abrió sola y los espasmos salieron corriendo tan lentos como su asma se los permitía.
Para poder quedarse del lado de afuera todos tuvieron que pisar el césped y cavar bastante profundo para dejarse caer bajo tierra. Porque el viento que había adentro de la casa espantaba hasta a las hojas más secas que a pesar de todo siempre se dejan llevar, no importa por quién.
Al living se le revolvió el estómago y la cocina quedó deshecha como si el viento en vez de soplar hubiese mordido. Las cortinas se quedaron suspendidas queriendo tocar el techo y doblando sus abdominales para llegar fuertes al verano, pero todavía faltaba mucho para el verano y las paredes se daban cuenta. Las luces se apagaron solas para evitar el miedo que tendrían si la intención de quedarse a oscuras fuese de otro. Y en ese momento, mirando en escala de grises y jugando a la mancha pared, quisieron entrar a su casa y terminar con todo ese invierno yéndose a dormir.

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